La mayor parte de mis días, los pasos enfrente a un computador buscando opciones laborales, del índole, que sean, y los mas inverosímil es que no he conseguido hasta los momentos respuestas algunas, sin importar la categoría del trabajo al que aplique.
Se que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista pero si debo admitir que es una situación que se hace extremadamente dura al corazón, por ello pido y rezo porque cada día, seamos mejor tratados los refugiados, asilados e inmigrantes. todos tenemos derechos a segundas oportunidades y les recuerdo nadie sabe la cruz que carga el otro, cada uno conoce solo la suya